El sabía que nadie había sobrevivido a semejante experiencia tan terrible. Como una carrera de obstáculos a través de un desierto, cada barrera, cada obstrucción casi insuperable puso a prueba si ganaría el premio que mantenía en su corazón con fascinación.
Una mujer que vivía en Jerusalén escuchó las noticias acerca del hombre llamado Yahshúa. Se sabía que esa tarde estaba en casa de Simón, el fariseo. Al escucharlo se apresuró hacia su exigua morada. Tomando la llave que pendía de su cuello, abrió la cajuela donde guardaba algo muy precioso.
Somos una confederación de 12 Tribus Autogobernadas, compuestas a su vez de comunidades autogobernadas también.
Como discípulos del Hijo de Dios; cuyo nombre en hebreo es Yahshúa, Seguimos el modelo de la iglesia primitiva en Hechos 2:44 y 4:32.
Creemos en todo lo que se encuentra escrito en el Antiguo y Nuevo Pactos de la Bíblia. Además compartimos todas las cosas en común.